Parte 2: Cocido y sangría.
No todo es estudiar, eso es cierto. Hubo una temporada del primer mes de clase que sí que había mucho jolgorio, pero luego ya se estabilizó la cosa. El otro día (mejor dicho, la otra noche) hice un cocido para los españoles. Estábamos cinco personas (cuatro españoles y un francés) más Mike, que se unió al final.
Fue un cocido hecho a fuego lento, rico rico. Sin morcillo, pero eché otra carne, y también con pollo, punta y, a falta de tocino, panceta, además de chorizo y morcilla asturianos y todos los demás complementos.
No todo es estudiar, eso es cierto. Hubo una temporada del primer mes de clase que sí que había mucho jolgorio, pero luego ya se estabilizó la cosa. El otro día (mejor dicho, la otra noche) hice un cocido para los españoles. Estábamos cinco personas (cuatro españoles y un francés) más Mike, que se unió al final.
Fue un cocido hecho a fuego lento, rico rico. Sin morcillo, pero eché otra carne, y también con pollo, punta y, a falta de tocino, panceta, además de chorizo y morcilla asturianos y todos los demás complementos.
Qué buena pinta! mmmMMMMmmmmm De Utrecht |
¡Qué rico sabe un cocido cuando estás en el extranjero! Éxito total, salvo para el francés, claro. No se pueden dar margaritas a los cerdos. A falta de fideos para la sopa, partimos espaguetis en trozos muy pequeñitos, jeje. Pero da igual, estaba de muerte todo.
En dos horas y poco lo tuvimos hecho. Vino español en la mesa, como no puede ser de otro modo.
Después del cocido, éste era el panorama: nadie podía moverse! Pero eso sí, no quedó ni un garbanzo.
En dos horas y poco lo tuvimos hecho. Vino español en la mesa, como no puede ser de otro modo.
Después del cocido, éste era el panorama: nadie podía moverse! Pero eso sí, no quedó ni un garbanzo.
De Utrecht. En la foto, Diego, Mike, Joan y la mano de Adrien. |
Otro día hicimos una sangría. Otro éxito. Además, todos haciendo el tonto con la música del iPod, con el Sarandonga, la Macarena, las Ketchup, el Follow the leader y, cómo no, el Paquito el chocolatero. Catalanes y madrileños no somos diferentes, aunque se empeñen en decirlo. Hacemos las mismas cosas y nos encanta escuchar las mismas músicas 'de boda', aunque sean rancias y españolas. ¿Por qué? Porque es divertido. La cuestión es que nos llevamos muy bien, por lo que pienso que todo es un lavado de cerebro, y eso me da pena. En fin... nuestros queridos políticos tienen la culpa.
Otro día, más. Bezitoz.
Otro día, más. Bezitoz.
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